24/11/09

Otro clásico

Sólo que este no es de tierras lejanas, sino que es local (quiero decir argentino) y politizado. Pero a no confundir la calidad literaria con el compromiso político-militante (y viceversa). Paco Urondo no aparece en este blog por militante sino por poeta.
Dudabamos sobre si poner este poema o el mega clásico "La verdad es la única realidad" (que empieza diciendo "Del otro lado de la reja está la realidad,de/este lado de la reja también está/la realidad; la única irreal/es la reja"), pero por votación nos quedamos con:

La pura verdad


Si ustedes lo permiten,
prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:
siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.
Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor y miedo y apremio.
Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.
Me avergüenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,
un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.
Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin darme cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a cualquiera o aburrir de golpe.
Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.
El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme, pero lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algún día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la Cenicienta, aunque algunos
me recuerden con cariño o descubran mi zapatito y también vayan muriendo.
No descarto la posibilidad
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.
La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.
Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:
sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.
Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no sirve y se corrompe.
Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.
Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida
Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.
Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme
Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco.

21/9/09

Un hiper clásico

Li Po (o Li Bai) vivió -probablemente- entre el 701 y el 762 del actual calendario occidental (después de C.) De lo que no hay dudas es de la calidad poética de su escritura. De él dicen que junto con Tu Fu es el más grande de los poetas chinos. Cuando el poeta Chin-chang lo conoció, lo llamó "Un Inmortal exiliado en la tierra". Aquí un par de poemas.





Un día de verano, por la tarde

Agito suavemente un abanico de plumas blancas,
sentado, la camisa abierta, entre las hojas verdes.
Me quito el gorro y lo cuelgo de una saliente en la roca;
el viento entre los pinos roza mi frente desnuda.




Amarre nocturno

Una cala en el río del Oeste.
El cielo azul aún. Ni el jirón de una nube.
La cubierta inundada por la luna.
Los tiempos de antes: Hsieh, gran general.
Yo le hubiera leído este poema.
Otros leyó, no míos. Hoy es sombra entre sombras.
Filo de luz: el alba. Leve viento: zarpamos.
Silenciosas caen las hojas de los arces.

13/8/09

Formas de la belleza poética


Los trabajadores de Zanon están creando la historia. Y quizás también lleguen a ser personajes de literatura. Pero la pelea la están dando ahora.

Así íbamos a las fiestas
felicita a los obreros de Zanon, y sugiere: si vas a comprar cerámicos, comprá los de Fasinpat.

25/6/09

Especial Carver

Un poema de Raymond Carver

Esperanza


Me dejó el auto y doscientos dólares.
Dijo: “hasta luego, querido.
Tomate las cosas con tranquilidad ¿me entendés?”
Esto es todo. Absolutamente todo.
Esto es lo que queda
después de veinte años de matrimonio.
Ella cree adivinar lo que sucederá.
Piensa que me voy a gastar la plata
en dos o tres días
y que tarde o temprano
voy a destruir el auto -que ya era mío
y que además necesitaba varios arreglos-.
Al momento de alejarme
Los vi, a ella y a su novio,
estaban cambiando la cerradura de la puerta.
Saludaron con el brazo en alto.
Los saludé de la misma manera.
Sólo para que supieran
que no había malos sentimientos de mi parte.
Apreté el acelerador y me alejé rápidamente.
Estaba como atolondrado.
Ella, por lo menos, tenía razón en eso.
Seguí el camino de la ruina.
El alcohol fue mi compañero fiel.
Resultamos buenos amigos.
No me detuve.
Recorrí el largo camino sin escalas.
Pude, al fin, dejar en el pasado
a mi amiga, la botella.
Meses, quizás años más tarde,
cuando aparecí frente a la puerta
de esa casa
manejando un auto diferente,
sobrio, vistiendo camisa y pantalones
limpios y las botas bien lustradas,
ella lloró al ver mi cara.
Su última esperanza estalló en el aire.
Y ya no tendría más esperanzas.

7/6/09

Resultados

Amigos, los ganadores de nuestro fabuloso concurso son:
Bruno (Pto. Madryn)/ Tomás (Neuquén) / Juan Pablo (Bariloche) / Cintia (Bariloche) / Graciela (Bariloche).

¡¡Trompetas!! ¡¡Fanfarrias!! ¡Estruendoso reggaeton y cálidos vientos mediterráneos!!


Sres. ganadores: Nuestras felicitaciones!

6/5/09

Concurso: Cacería del autor fantasma

Se trata de averiguar quién es el autor de este cuento (para más datos ver la entrada anterior, amigos)


Muebles "El Canario"

La propaganda de estos muebles me tomó desprevenido. Yo había ido a pasar un mes de vacaciones a un lugar cercano y no había querido enterarme de lo que ocurriera en la ciudad. Cuando llegué de vuelta hacía mucho calor y esa misma noche fui a una playa. Volvía a mi pieza más bien temprano y un poco malhumorado por lo que me había ocurrido en el tranvía. Lo tomé en la playa y me tocó sentarme en un lugar que daba al pasillo. Como todavía hacía mucho calor, había puesto mi saco en las rodillas y traía los brazos al aire, pues mi camisa era de manga corta. Entre las personas que andaban por el pasillo hubo una que de pronto me dijo:
-Con su permiso, por favor...
Y yo respondí con rapidez:
-Es de usted.
Pero no sólo no comprendí lo que pasaba sino que me asusté. En ese instante ocurrieron muchas cosas. La primera fue que aun cuando ese señor no había terminado de pedirme permiso, y mientras yo le contestaba, él ya me frotaba el brazo desnudo con algo frío que no sé por qué creí que fuera saliva. Y cuando yo había terminado de decir "es de usted" ya sentí un pinchazo y vi una jeringa grande con letras. Al mismo tiempo una gorda que iba en otro asiento decía:
-Después a mí.
Yo debo haber hecho un movimiento brusco con el brazo porque el hombre de la jeringa dijo:
-¡Ah!, lo voy a lastimar... quieto un...
Pronto sacó la jeringa en medio de la sonrisa de otros pasajeros que habían visto mi cara. Después empezó a frotar el brazo de la gorda y ella miraba operar muy complacida. A pesar de que la jeringa era grande, sólo echaba un pequeño chorro con un golpe de resorte. Entonces leí las letras amarillas que había a lo largo del tubo: Muebles "El Canario". Después me dio vergüenza preguntar de qué se trataba y decidí enterarme al otro día por los diarios. Pero apenas bajé del tranvía pensé: "No podrá ser un fortificante; tendrá que ser algo que deje consecuencias visibles si realmente se trata de una propaganda." Sin embargo, yo no sabía bien de qué se trataba; pero estaba muy cansado y me empeciné en no hacer caso. De cualquier manera estaba seguro de que no se permitiría dopar al público con ninguna droga. Antes de dormirme pensé que a lo mejor habrían querido producir algún estado físico de placer o bienestar. Todavía no había pasado al sueño cuando oí en mí el canto de un pajarito. No tenía la calidad de algo recordado ni del sonido que nos llega de afuera. Era anormal como una enfermedad nueva; pero también había un matiz irónico; como si la enfermedad se sintiera contenta y se hubiera puesto a cantar. Estas sensaciones pasaron rápidamente y en seguida apareció algo más concreto: oí sonar en mi cabeza una voz que decía:
-Hola, hola; transmite difusora "El Canario"... hola, hola, audición especial. Las personas sensibilizadas para estas transmisiones... etc., etc.
Todo esto lo oía de pie, descalzo, al costado de la cama y sin animarme a encender la luz; había dado un salto y me había quedado duro en ese lugar; parecía imposible que aquello sonara dentro de mi cabeza. Me volví a tirar en la cama y por último me decidí a esperar. Ahora estaban pasando indicaciones a propósito de los pagos en cuotas de los muebles "El Canario". Y de pronto dijeron:
-Como primer número se transmitirá el tango...
Desesperado, me metí debajo de una cobija gruesa; entonces oí todo con más claridad, pues la cobija atenuaba los ruidos de la calle y yo sentía mejor lo que ocurría dentro de mi cabeza. En seguida me saqué la cobija y empecé a caminar por la habitación; esto me aliviaba un poco pero yo tenía como un secreto empecinamiento en oír y en quejarme de mi desgracia. Me acosté de nuevo y al agarrarme de los barrotes de la cama volví a oír el tango con más nitidez.
Al rato me encontraba en la calle: buscaba otros ruidos que atenuaran el que sentía en la cabeza. Pensé comprar un diario, informarme de la dirección de la radio y preguntar qué habría que hacer para anular el efecto de la inyección. Pero vino un tranvía y lo tomé. A los pocos instantes el tranvía pasó por un lugar donde las vías se hallaban en mal estado y el gran ruido me alivió de otro tango que tocaban ahora; pero de pronto miré para dentro del tranvía y vi otro hombre con otra jeringa; le estaba dando inyecciones a unos niños que iban sentados en asientos transversales. Fui hasta allí y le pregunté qué había que hacer para anular el efecto de una inyección que me habían dado hacía una hora. Él me miró asombrado y dijo:
-¿No le agrada la transmisión?
-Absolutamente.
-Espere unos momentos y empezará una novela en episodios.
-Horrible -le dije.
Él siguió con las inyecciones y sacudía la cabeza haciendo una sonrisa. Yo no oía más el tango. Ahora volvían a hablar de los muebles. Por fin el hombre de la inyección me dijo:
-Señor, en todos los diarios ha salido el aviso de las tabletas "El Canario". Si a usted no le gusta la transmisión se toma una de ellas y pronto.
-¡Pero ahora todas las farmacias están cerradas y yo voy a volverme loco!
En ese instante oí anunciar:
-Y ahora transmitiremos una poesía titulada "Mi sillón querido", soneto compuesto especialmente para los muebles "El Canario".
Después el hombre de la inyección se acercó a mí para hablarme en secreto y me dijo:
-Yo voy a arreglar su asunto de otra manera. Le cobraré un peso porque le veo cara honrada. Si usted me descubre pierdo el empleo, pues a la compañía le conviene más que se vendan las tabletas.
Yo le apuré para que me dijera el secreto. Entonces él abrió la mano y dijo:
-Venga el peso.
Y después que se lo di agregó:
-Dese un baño de pies bien caliente.

FIN

Tapa del número 4



En este número:

Wallace Stevens (EEUU 1879-1955) “Toda poesía es poesía experimental”.

SEIS PAISAJES SIGNIFICATIVOS

III
Me mido a mí mismo
en un árbol alto.
Descubro que yo soy mucho más alto,
porque alcanzo directamente al sol,
con mi ojo;
y alcanzo a la orilla del mar
con mi oído.
Aún así, no me gusta
la forma en que las hormigas
entran y salen de mi sombra.

* * *

Publicamos también a la barilochense Marcela Saracho

nacimiento

La sospecha que me inquieta
se asemeja a ser alta sin voluntad.
Escolto mástiles de ceguera
acantilados.

Hay ruido en mi fondo.
Buceo por la noche como un alga por la noche oceánica.
Me dan pena las puertas
los milagros.
No me accidento en un choque automovilístico, soy la que se tira del puentePero estoy apurada
debo vestir al niño para el viaje, guardar ira abejas y ropa en los bolsos
además debo llevar el prisma
para abrir la luz. No la de dios.
La que yo conozco.

* * *

Y un cuento, que es la base de nuestro concurso:
Ha habido un error de imprenta por el que aunque en el suple en papel aparece el cuento que elegimos para la contratapa de Así íbamos..., no aparece el nombre del autor... ni la foto, ni el diseño monono que le habíamos ideado... Bien... después de ayes varios y rasgarnos las vestiduras hasta quedar semidesnudos, decidimos que podíamos usar la ocasión para hacer un mini concurso que vamos a llamar: "A la caza del autor fantasma".

La idea es sencilla, lean el cuento propuesto y los datos que sí aparecen del autor y traten de adivinar de quién se trata! El premio todavía no lo tenemos definido, pero puede ir desde nuestras más sinceras felicitaciones a plantines, o desde números anteriores de la revista a un collar de fideos.
Pueden pedir pistas aquí mismo, o en http://www.barilochense.com/index.php?suplementos=1&id=74